Capítulo 7: La Sombra del Pasadizo

 Elian sintió que el aire se volvía más pesado.


El eco de la voz resonó en las paredes del pasadizo oscuro.


—Elian…


Era su madre.


Era su voz.


Pero algo dentro de él se resistía a creerlo.


Elian apretó la linterna con fuerza.


—¿Mamá?


El silencio se alargó.


Solo el leve sonido del viento colándose por alguna rendija rompía la quietud.


Hasta que la voz volvió a surgir.


—Ayúdame…


Elian sintió que un escalofrío le recorría la espalda.


Era ella. Lo era. Pero también… no lo era.


Algo en ese tono, en esa forma de hablar, estaba mal.


Las palabras en la pared seguían ahí, como una advertencia:


“NO LE CREAS. NO ES QUIEN DICE SER.”


Elian tragó saliva.


Cada parte de su instinto le gritaba que se alejara.


Pero su corazón…


Si había la más mínima posibilidad de que su madre estuviera viva y atrapada ahí, ¿cómo iba a ignorarla?


Dio un paso hacia el pasadizo.


El aire era más frío dentro.


Su linterna parpadeó.


—Elian… —la voz sonó más cerca.


Un zumbido bajo llenó el túnel.


Y entonces, de golpe, la puerta detrás de él se cerró de golpe.


Elian se giró alarmado.


Intentó abrirla, pero no se movió.


Estaba atrapado.


El pasadizo se alargaba frente a él, oscuro y opresivo.


Y en el fondo, algo… se movió.


Elian sintió su pulso acelerarse.


Y luego, lo oyó.


Un susurro, casi imperceptible.


Pero esta vez, no era la voz de su madre.


Era otra.


Grave. Profunda.


—Por fin…


Elian sintió que el miedo lo paralizaba.


No estaba solo.


Algo más estaba en la oscuridad.


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